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Comunidad Sumak Kawsay

Aguacoya en el altar de la Chakana

También conocida como Wachuma o San Pedro, la Aguacoya es una planta maestra o enteógeno, que significa “Dios adentro”, su espíritu nos acerca, muestra y conecta con el dios que habita en nuestro interior.

Entre otras versiones, se cuenta que el nombre de San Pedro es acuñado por los colonizadores españoles que entraron en el cielo luego de tomarla, y la reconocieron como portadora de “las llaves del cielo”, aludiendo a la figura católica del guardián de las puertas celestiales, lo cual nos da una idea de su luminosidad, claridad y belleza.

Esta planta proviene de los Andes, y su uso se remonta a los pueblos ancestrales preincaicos en prácticas rituales como ceremonias de curación e iniciación espiritual.


La Aguacoya es un cactus espinoso que puede crecer varios metros de altura; sus espinas nos recuerdan la protección y su sabor amargo nos ayuda a ver y sanar lo amargo que reside en el corazón, para abrirnos a la abundancia de dulzura, amor y alegría que la Pacha Mama, la Madre Tierra, quiere para todos sus hijos e hijas. A nivel físico sirve para el tratamiento de la diabetes y el reumatismo, sanación de los pulmones y zonas articulares, es un limpiador intestinal, para el tratamiento de problemas menstruales, de ovarios y de útero.

Como dicen las abuelas, es una medicina de luz y de familia, en tanto la ceremonia nos reúne en el círculo sagrado de la vida alrededor del altar de la Chakana o Cruz del Sur, una geometría universal que contiene todos los códigos de la creación de este universo, de la humanidad y de todo lo visible e invisible que nos rodea.

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